por Antonio Pozzi
Hará unos días que murió el líder de la Revolución Cubana, hecho que ha conmocionado al mundo. Han salido a flote miserables de todos los colores, hipócritas «pro derechos humanos» o «pro Cuba libre» a decir barbaridades varias (algunas ciertas, y una gran mayoría no) de Fidel.
Mi viejo al leer todos estos artículos y palabras de políticos referidos a Fidel, putea quedamente, su voz contiene bronca, pero por sobre todas las cosas tristeza, porque se le murió alguien que a pesar de estar tan lejos, él lo tenía muy cerca de su corazón. Como todos los revolucionarios, le tenía críticas tanto como le tenía elogios. Cómo no tenerlos. Evidentemente, Fidel no era perfecto, y quizás, lo que hizo en Cuba no fue precisamente lo que se esperaba, pero tenía la idea y la voluntad de hacer de este un mundo mejor, y con las incontables limitaciones que tenía su país, lo hizo lo mejor que pudo. Logró que Cuba hoy tenga uno de los mejores sistemas de educación y salud en el mundo, y el poder adquisitivo de los cubanos es muchísimo mayor que el de hace cincuenta y pico de años atrás. Cuba ha dejado de ser una isla plagada de casinos, drogas, prostitución, corrupción e injusticia social.
Es una clara muestra de infinito descaro que los «gusanos» digan «Fidel ¡púdrete en el infierno!» o «¡Qué bien que la pasábamos con Batista!». O que Trump diga «Fidel fue un brutal dictador que oprimió a su pueblo» (tengamos en cuenta que E.U.A., magnánimo defensor de la libertad financió la dictadura de Fulgencio Batista que hizo desaparecer a aproximadamente 20.000 personas). O que los troskos argentinos digan que Fidel fue un traidor a la Revolución, cuando ellos no podrían haberlo hecho mejor, además de que nunca podrían haber despertado tanto amor en su pueblo.
Más allá de sus aciertos y equivocaciones, creo que lo más importante de Fidel, y ya que estamos, de su hermano Raúl y del Che, es que eran de familias bien acomodadas, y dejaron una vida que sería tranquila y con pocas limitaciones, para pelear contra las injusticias y miserias del mundo.
La Revolución Cubana fue uno de los hechos más importantes (sino el más importante) en la historia de nuestra Latinoamérica, porque demostró que había otra opción, otro camino además del camino del capitalismo. Porque demostró que por la unión y fuerza del pueblo podemos pelear contra este y ponerlo de rodillas, y así poder nosotros elegir una vida mejor.
La historia, sin duda, juzgara a esta emblemática y controversial figura, pero por el momento te saludo, hasta siempre, compañero Fidel Castro.