por Antonio Pozzi
Hará unos días, «La Izquierda Diario» le pidió a mi papá que hablara sobre Trotski. A diferencia de los densos del diario digital, mi papa escribió un simpático articulito sobre sus hijos (mi hermana y yo) y el trotskismo. Entre las varias veces que mi papá se dedicó a quemarme diciendo que me saqué un dos en física, realizó algún que otro intento de criticar a Trotski, pero muy por lo bajo, así los troskos no se enojaban demasiado. Ahora, lo que se dice troskos, no son, dado que Trotski fue el radical de la Revolución Rusa (según John Reed, Lenin era la mente, Trotski la acción) y un tipo de ideas muy definidas, y que en parte estaba dispuesto a llevarlas a cabo. Mis amigos del FIT son unos blandengues y no tienen una sola idea clara, o por lo menos buena, en la cabeza. O sea, de trosksos, poco. Pero no importa, en el célebre artículo de mi viejo (Shakespeare un poroto), aparecían unas fotos de mi hermana y yo en la casa de Trotski en México, con el puño izquierdo en alto. Esto indujo a pensar que un servidor es troskista (excluyo a mi hermana del asunto pues ella está interesada más en la próxima fiesta de una amiga suya, o sea el «looser» del dúo dinámico soy yo). No lo soy, ni pienso serlo. Trotski y su idea de la izquierda no me parece la mejor, pero tampoco la peor. Me parece genial que le haya hecho la oposición desde afuera a la burocracia estalinista, pero hechos como Kronstadt y el hecho de que fuera un «poco» militarista no se perdonan. Como dice mi viejo, se puede compartir ciertas actitudes del señor, como el sacrificio, la voluntad para hacer de este un mundo más justo e igual, pero no comparto todos sus ideales.
Ahora, a medida que avanza el tiempo y a medida que leo cada vez más lo que pasó y lo que pasa, me pregunto si realmente existe la «Izquierda». Hoy en la actualidad, para mí la respuesta es clara y es que no, no existe. Pero antes sí, existía, lo que pasa es que los que realmente querían un mundo mejor no triunfaron, sino, los que triunfaron fueron los que decían que querían un mundo mejor, como Stalin, Mao, etc. O sea, los anarquistas, que realmente querían un mundo mejor en donde la libertad no fuera una condición limitada impuesta por el corrupto estado, no triunfaron, y hoy permanecen en el olvido. Gramsci tampoco triunfó, y él sí quería una realidad mejor. El PRT argentino tampoco triunfó, ni los tupamaros ni las organizaciones guerrilleras chilenas, ni Salvador Allende, y el Che no pudo terminar de unir a toda América Latina bajo una misma estrella. Si bien los que decían que querían un mundo mejor hicieron cosas importantes y establecieron varias reivindicaciones copadas, no hicieron lo que en un principio se dijo. O les chupó un huevo el bienestar del pueblo o no supieron llevar toda la teoría a la práctica.
Ahora, mi impresión es que hoy en todos lados la «Izquierda» se ha aliado con la Derecha, y en algunos casos no le hizo falta aliarse para poder demostrar que son unos ineptos, mediocres, corruptos, y unos desgraciados, como Lula, L’Holland, Chávez, y los españoles con «Podemos», entre otros. Es bastante frustrante saber que todo lo que uno cree se puede ir al tacho muy fácilmente. Pero es ahí cuando hay que levantarse y no quedarse callado, es ahí cuando cada vez más hay que querer un futuro en donde los hombres y mujeres sean hermanos; en donde la bondad y la solidaridad sean conceptos del hoy y no del cruel ayer; en donde la justicia sea para todos. Un luminoso amanecer, un rojo amanecer nos llama.
Al diablo con los que prometieron para nunca más cumplir, en algún momento, una vez más tronara al razón en marcha y será el fin de la opresión.
No soy trotskista, no soy socialista, no soy marxista, no soy anarquista, si bien comparto ideales y actitudes con todos, no me declaro partidario de ninguno. Hoy, quiero que la humanidad entera se una bajo un mismo estandarte y logre todo lo que «La Internacional» entona.
El gen de la polémica Pozzi se ha apoderado del heredero hincha de Racing. Ni modo, de tal palo una astilla que se clava en el corazón de la cuestión central ¿Existe hoy una izquierda en el mundo capaz de expresar los valores de cambio? Coincido y no. Quizás el problema no sea tanto sobre si existe o no la izquierda sino las estrategias para plantear esos cambios. Ya quedo perimida la discusión sobre si vía violenta o no y parece ser que hasta los revolucionarios más duros han aceptado la vía electoral, entonces la pregunta es ¿Hay que comportarse como los partidos tradicionales en la arena electoral? El FIT o lo que supo ser el FIT en los comienzos y despertó esperanzas en parte del zurdaje, demostró que no, que comportarse como unos partidos más del sistema no tenía sentido ni razón de ser. Tal vez tienes razón en que estos muchachos asumidos herederos de Trotsky no son trotkistas, pero entonces ¿Qué hacer? Parafraseando a Lenin… Solo planteo la pregunta, a ver qué piensa don Antonio sobre cuál es la salida. Saludos y que siga la provocación.
Querido Antonito. Como pasaste de la foto trosca a la posmodernidad de no existe izquierda? Siento un grado de responsabilidad, por no concretar los asados de tu viejo. Mi parte es que no lleve el pan. El resto es de pozzi grande. Pero veamos. Porque debajo de los ladrillos del muro, seguís expresando ideas muy lindas, en tus 14 añitos. Pero equivocadas, de mi punto de vista. Entiendo que te aburra lid. Yo a tu edad jugaba a las figuritas. Pero la repercusión nacional e internacional, dicho por adversarios de peso, es una gratitud que exede el elogio o critica individual. No me simpatiza tu referencia a «tus amigos del FIT», del cual me considero el primero. Hace 20 años que dejó el lomo, tratando de organizar a los mecánicos, contra la burocracia fascista. Política y físicamente. Ahí te voy a reclamar respeto. Despues, podemos debatir si troskismo, guevarismo, anarquismo, y lo haremos, en próxima asadazo. Pero el marxismo (del cual no te reclamas, y me parece justo) divide la sociedad en clases. Y poner a Allende, el che, las guerrillas campesinas (pequeñoburgueses), al mismo nivel, esta lejos del troskismo. (Papá pozzi respira aliviado ja). Acá paro, la seguimos al pie del tinto con pritti