Durante mis pocos años de miserable existencia, he llegado al innecesario punto de plantearme esta poco importante pregunta.
por Facundo Quinteros
Fue tema de debate en mi cerebro por un buen par de años, en los que busqué formas para que la vida me demuestre realmente si vale la pena vivirla.
Para no hacerte tan tedioso y tener que hacerte leer esta mediocre reflexión, la respuesta es, directamente no nacer… ¿para qué perder tanto tiempo?
Como para empezar creo que es válido aclarar que tampoco me quejo tanto de estar vivo, primero que nada es porque ya me acostumbré a estarlo, además de que nunca he estado muerto (o eso creo) como para poder decir que cosa es mejor que otra. Y aunque no me maneje entre el mundo de los vivos y de los muertos libremente, creo que conociendo lo poco que conozco de vivir me va a alcanzar para dar una innecesaria opinión sobre lo que veo y pienso de esto.
Hagamos una especie de “seguimiento” de una vida normal, vida que vendría a ser de “Pepito” (obviamente elijo la de un hombre, porque realmente la vida de una mujer me tomaría cuanto mucho dos renglones… que cosa poco entretenida y sin sentimientos, ¿no? ). Así nos vamos entendiendo mejor:
–Primeros días de vida: A Pepito se le ocurrió aumentar la terrible sobrepoblación que llevamos y hacer del mundo algo aún más terrible e insostenible, X día, a las 3 de la madrugada, por el simple hecho de molestar nada más. Y, a pesar de ser realmente feo, arrugado y con la piel colorada, de llorar hasta el hartazgo sin ninguna razón aparente, y de vomitar y eructar cuando se le plazca, sus jóvenes padres consideran de Pepito un regalo de dios.
Aproximadamente durante las próximas dos semanas, Pepito pasaría a transformarse en una especie de mate que va pasando de mano en mano (manos que hasta llegan a discutir por cargarlo, probablemente porque todos anhelan que, siendo bebés recién nacidos, su insignificante existencia no requería de ninguna especie de trabajo, simplemente existían y listo, su vida no depende de ellos. Solo eran una carga para sus padres, un hueco donde van a parar miles de dólares en tratar de que sigan vivos al próximo día).
–5 años: La anterior molestia que ya pepito significaba para todas las personas del planeta, aumentó terriblemente. Ahora no solo que camina, si no que HABLA.. ¡y bastante bien para lo estúpido que es! Lo que representa, sin dudas, la peor molestia de todas. ¿y por qué digo esto? Por qué ahora se le dá por preguntar “¿por qué?” a absolutamente todo, es decir, quita el poco tiempo que el resto tiene, puede y quiere dedicarle a él en preguntas que no significan absolutamente nada en la vida como “cómo se hacen los bebés?” “¿me querés?”, cosas que además de insignificantes, resultan para nada prácticas en una vida normal, ¿no?
–15 años: a esta edad, Pepito aumenta aún más la innecesareidad de haber nacido. Esta asquerosa etapa estaría dividida en dos pilares fundamentales para remarcar su estupidez: un cuerpo de “hombre” y una mente “más madura”.
Porque claro, Pepito ha cambiado su voz, ha comenzado con una sombrita de barba, y ahora su espalda se ensanchó, está más alto y ahora puede considerarse más atractivo para una señorita… El problema no estaría en esto, sino en que este proceso acarrea que su cerebrito empiece a considerarse apto para cosas que antes le resultaban imposibles de realizar, como por ejemplo, realizar el innecesario ritual de todo hombre, que se basa en considerar lo mediocre e idiota que es, como cualidades de una auténtico macho, como podrían ser: estar con mujeres, ser el que más sepa de cosas absolutamente necesarias e imprescindibles para la vida como saber cuando en un partido de fútbol es Out-Side y cuando no,o discutir si Messi es mejor que Ronaldo. Al fin y al cabo, cosas sin las que no se puede vivir, ¿no?
Con respecto a la madurez de mente… realmente no hay mucho para hablar, no hay cosas verdaderamente importantes, porque… en esta parte ¡no se va a hablar de fútbol, que es lo que interesa!
En esta etapa, años más, años menos, Pepito decide empezar a tener sus pequeños roces con el asqueroso amor, va a conocer a un par de mujeres que van a pretender que él sea un caballero, pero los hombres están programados para ser máquinas, que realmente no les interesa la caballerosidad, sino más bien ser un auténtico MACHO por así decirlo, cosa que sin dudas ¡es excelente!, porque, ¿quién más que nosotros mismos nos puede importar en la vida? Es una autentica idiotez llegar a considerar compartir tu vida con alguien, que idiotas me parecen aquellos que desgastan su adolescencia en sentir esa porquería que es el amor, ¿alguien me puede decir que es eso de las maripositas en la panza? ¡¡Qué idiotez!! Hay que ser tonto para invertir tiempo, dinero y salud en algo tan tonto en la vida como es el amor, algo que son pocos los idiotas que rozan en su vida con esa cosa tan absurda, algo que no se encuentra nunca. Como malgasta su adolescencia Pepito, porque realmente el amor es algo que nunca nadie, ni vos ni yo sentimos. ¿No?